Sam Chapman contemplaba esa posibilidad cuando Morgan Stanley contrató su firma de relaciones públicas de 20 personas, Empower Public Relations, para representar a algunos de los corredores de Bolsa de la oficina local de la compañía financiera. La cuenta constituía el 33% de los ingresos anuales de Empower. Todo marchaba muy bien, hasta que un día Morgan Stanley abandonó la firma de Chapman para fusionarse con Smith Barney. Chapman se quedó rezongando. Tuvo que sacar dinero de sus ahorros para poder pagar los salarios.
Los expertos recomiendan a los pequeños negocios que no dependan de un solo cliente para mucho ingreso. Pero nadie quiere rechazar una buena cuenta, especialmente en tiempos de recesión. Entonces, ¿Cómo se las puede ingeniar un negocio para poder llevarse los beneficios sin ponerlo todo en riesgo?
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