Startups: su fenómeno y los pros y contras de apostar por ellas

El mundo financiero de las inversiones, capitales y acciones que hace unas décadas parecía tan lejano para una gran parte de la población, es ahora una parte más de la vida media de las clases medias. A día de hoy se pueden realizar operaciones en mercados internacionales como el Forex o como las bolsas de cualquier país a través de un teléfono móvil y, en cierto modo y pese a que la mayoría del mercado sigue siendo controlado por los gigantes financieros, la primera escala del mundo de las inversiones ha sufrido una especie de democratización.

Y no han sido solo en la parte de los inversores más pequeños donde se ha conseguido un acceso al mercado financiero, sino que en las últimas décadas un gran número de pequeños proyectos o compañías acabaron aterrizando con todo estruendo en el mentado espacio de inversiones, capitales y acciones. Solo hay que acudir, por ejemplo, a ese gran espacio de creación de startups que durante años ha sido la zona geográfica del norte de California conocida como Silicon Valley. Allí, algunas de las mayores potencias económicas de la actualidad como Apple, Airbnb o Uber comenzaron su recorrido como pequeños proyectos sin financiación, simplemente como ideas o startups que pretendían cubrir un espacio de consumo aún no alcanzado por nadie.

¿Y cómo consiguieron llegar al punto de convertirse en gigantes económicos? A través de grupos de inversión de capital, inversores individuales y otras entidades financieras creadas con el objetivo de mover y aumentar sus recursos económicos. Es decir, que en esos años no solo se produjo la entrada de pequeños inversores en el mercado financiero, sino también de startups que se colocaban del otro lado del río buscando las inversiones de los gigantes financieros. Tanto fue así que, ahora mismo, invertir en la próxima startup de éxito es uno de los objetivos primordiales de muchos inversores.

Pros y contras de las startups

Sin embargo, invertir grandes cantidades de dinero en startups tiene sus riesgos. Y es que solo un 10% de los proyectos empresariales que nacen cada año consiguen tener éxito a largo plazo y, obviamente, no es fácil saber qué empresa va a triunfar y cuál no. Además de esto, llegar a tener contacto con dichas empresas incipientes y su necesidad de financiación no es nada fácil, al menos si lo intentamos hacer por nosotros mismos. Para conseguirlo, siempre es más fácil hacerlo a través de sociedades de capital que tengan entre sus áreas de acción la inversión en pequeñas empresas o startups. Aquí, sin embargo, ya no sería una inversión directa por nuestra parte, y si es esto lo que se busca siempre es más fácil acudir a una web tipo IG Markets en la que cada uno puede realizar sus propias operaciones directamente.

Pese a todo, la inversión en startups sí tiene un punto positivo, y mucho. Y es que de conseguir apostar por esa excepción de empresa que sí logra convertirse en importante en su sector, los réditos serán cuantiosos, al estilo de un 1.000% de beneficio cada año para el dinero invertido. Tentador, cuanto menos.

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