Soy increíblemente afortunado de poder vivir en las Islas Vírgenes Británicas, uno de los sitios más hermosos del planeta. La casa de mi familia está en la Isla Necker, que es nuestro hogar y un centro vacacional de lujo. Aquí, es mucho más probable que me ponga a reflexionar en una hamaca que en una silla ejecutiva. Esto a menudo hace que mi mente divague mientras contemplo cómo funciona el espíritu emprendedor. Ver a los huéspedes explorar la playa me recuerda que una de las primeras cosas encantadoras que ven los visitantes al llegar a las Islas Vírgenes Británicas son los letreros en el área de arribos del aeropuerto que designan los canales de inmigración. A diferencia del resto del mundo de habla inglesa, aquí los letreros dicen «Pertenecientes» y «No Pertenecientes», en vez de «Residentes» y «No Residentes». Desde que me convertí en residente, he llegado a descubrir que el término «perteneciente» es sorprendentemente poderoso. Cuando una nación adopta a los suyos como «pertenecientes a aquí» en comparación con sólo vivir ahí, engendra una forma de lealtad totalmente diferente. Nos recuerda que aquí es a donde pertenecemos, y así nuestros esfuerzos no sólo son por nuestro bien, sino también en beneficio de la comunidad. Eso me hace pensar en cómo esos pequeños detalles, al parecer semánticos, aplican en el mundo empresarial: ¿Qué tal si las compañías tuvieran pertenecientes en vez de empleados? ¿La forma en que nos llamamos unos a otros marca una diferencia en otros contextos? Bueno, a través de los años he sido llamado de muchas formas, ¡muchas de las cuales no se pueden repetir aquí! El título (cortés) que parezco recibir más a menudo en estos días es «emprendedor». Recuerdo haber buscado la palabra en el diccionario después de que un artículo periodístico sobre mi primera aventura de negocios, la revista Student, me describió como «un emprendedor en ciernes». Esto no era totalmente elogioso, ya que las actitudes negativas hacia las empresas eran comunes en ese entonces. Pero, hasta ese momento, yo sólo me había considerado el fundador de una revista y un hombre de negocios. Mi nuevo título me pareció bastante bonito: «una persona que inicia y organiza nuevas empresas comerciales, que regularmente involucran un riesgo considerable», según mi diccionario. En estos días, muchos millones de personas se llaman orgullosamente «emprendedoras». Por otra parte, un título que no ha recibido la cantidad de atención que merece es el hermano menor del emprendedor, el «imprendedores»: «un empleado al que se le da libertad y apoyo financiero para crear nuevos productos, servicios y sistemas, que no tiene que seguir las rutinas o protocolos usuales de la compañía». Aunque es cierto que toda compañía necesita un emprendedor que la ponga en marcha, el crecimiento saludable requiere de un pequeño grupo de»imprendedores» que impulsen nuevos proyectos y exploren nuevas e inesperadas direcciones para el desarrollo del negocio. Virgin pudo no haber pasado nunca de la revista Student al grupo de más de 200 compañías que es ahora, si no fuera por un torrente constante de «imprendedores»que buscaron y desarrollaron oportunidades, a menudo encabezando esfuerzos que iban contracorriente. Un ejemplo que me viene a la mente se dio en Virgin Atlantic, hace unos 10 años. Ninguna de las grandes y costosas empresas de diseño de asientos parecía poder solucionar los problemas de diseño que planteaban nuestras especificaciones para nuestra cabina de Clase Superior, pero un diseñador joven, Joe Ferry, se ofreció como voluntario (insistentemente) para dar un empujón al proyecto. Le dimos libertad, y los asientos-cama privados que surgieron de su creatividad «rompedora de paradigmas» nos hizo adelantarnos años a la competencia y conseguir millones de viajeros horizontales muy felices. ¿Cómo liberar el poder de «imprendedores»como Joe? La clave es permitirles seguir su visión. Pero la gente no siempre piensa en los líderes dentro de una compañía – los gerentes, ejecutivos y el director ejecutivo – como personas que den posibilidades a otros. Por ello, como esto parece aplicar en todo el mundo empresarial, evidentemente es tiempo de una importante sacudida a la nomenclatura de los negocios. ¿Qué tal si el director ejecutivo fuera un «director posibilitador»? ¿Qué tal si el papel principal del director ejecutivo fuera nutrir a un grupo de inprendedores para que se conviertan en los emprendedores del mañana? Inadvertidamente desarrollamos este papel en Virgin en virtud del hecho de que cuando hemos elegido entrar en un negocio sobre el cual tenemos poco o ningún conocimiento real, hemos tenido que dar libertad a algunas personas cuidadosamente seleccionadas que sí saben qué hacer. Cuando Virgin entró en la industria de la telefonía móvil no teníamos experiencia, así que buscamos a los mejores administradores de nuestros rivales, los contratamos, les quitamos las corbatas y les dimos la libertad para establecer sus propias empresas dentro del Virgin Group. Quizá lo más grandioso sobre esta forma de posibilitar el espíritu «imprendedores» es que a menudo todos se sumergen a tal grado en lo que están haciendo que se sienten como si fueran dueños de sus propias compañías. No se sienten como empleados que trabajen para alguien más, se sienten mucho más… bueno, pienso que la única palabra para describirlo es «pertenecientes»
RICHARD BRANSON / Fundador de Virgin Group y compañías como Virgin Atlantic, Virgin America, Virgin Mobile y Virgin Active. Favor escribirle sus preguntas a RichardBranson@nytimes.com. Incluya nombre, país y dirección de correo electrónico
fuente: Portafolio