“A diferencia de Parménides, para Beethoven el peso era evidentemente algo positivo. , una decisión de peso va unida a la voz del destino (<< es muss sein>>); el peso, la necesidad y el valor son tres conceptos internamente unidos: sólo aquello que es necesario, tiene peso; sólo aquello que tiene peso, vale (…) la grandeza del hombre consiste en que carga con destino.”
La insoportable levedad del ser, “La levedad y el peso”, Milan Kundera.
Pasar por lo leve reconfirma el valor de la carga. El caos arrasa con el rompecabezas armado y romperse la cabeza para rearmarlo o escoger con el corazón otras piezas es eso que el emprendedor hace para aprovechar la transición, para sacarle provecho al dolor más agudo, al fracaso más grande. Porque de la más difíciles de las crisis puede surgir la clave para el cambio. Y una nueva entidad mejorada. O un hombre en la plenitud de su ser.
Si entre tanto caos que parecen reinar hoy las instituciones de nuestro país, se reconociera que toda plataforma política es una mentira de acciones futuras ideales, si alguien asumiera que estamos en un momento crítico en el que nada parece funcionar y lo que funciona lo hace mal, si se admitiera que los seres humanos no somos números y que unos millones viven en una ignorancia comprada por quienes no se animan a romperse la cabeza para desarmar las piezas que nos desunen como ciudadanos, si alguien fuera realista y fiel a lo que sucede, si viviera las dificultades con que debe enfrentarse el emprendedor de caminos, si dejara de inventar discursos y listas de todo lo que hará… Si exhibiera el caos, si dejaran de echarse culpas recíprocas y existiera alguien rodeado de gente de valor y de valores, del caos podría surgir la carga y la responsabilidad y con ellas en acción, la solución de los problemas más básicos y urgentes que hacen a la raíz de todo impedimento para emprender, o para comenzar a vivir.
Si prometen que a partir de este caos se levantarán escuelas, se arreglarán los problemas con los servicios públicos (no es insólito para el lector reconocer que el ganado viaja mucho más cómodo), se reconstruirán los hospitales y se tomará más personal para una adecuada atención, si prometen que los niños maltratados serán asistidos junto a sus padres, si dejaran de regalar dinero para que la gente se acostumbre a planificar sus vidas sin trabajo, si se exhibiera la verdad y el caos por terrible que sea, habría un principio.
Así como los hombres enfrentan crisis en diferentes etapas y ámbitos de sus vidas, y deben subvertir esa realidad oscura enfrentándola sin mentirse a sí mismos. Así como sólo admitiendo un interior en caos, pueden lograr un cambio, una recuperación, o levantarse para encaminar un nuevo proyecto; así nuestro Estado desprendido de todo respeto por sus elementos, desanudando a los habitantes de lo que nos une como Nación, presentando a su autoridades como objetos susceptibles de ser atacados perdiéndoseles todo el respeto que deben representar simbólicamente para sus habitantes, si alguien iniciara una cadena de creencias, si existiera vocación de servicio y cada uno estuviera en el lugar donde sabe moverse (-se aclara: con dignidad), cada caos o toda crisis podría funcionar como camino de transición para una mejora; si se priorizara lo que por sentido común humano debe estar primero, las energías de los sabios, de los jóvenes y de los niños alguna vez estarían puestas esperanzadoramente en trabajar con el mejor estímulo. El saber que van a moverse a partir de ahora en un terreno llamado territorio donde alguna vez ser corrupto era más importante que ser. Tal vez sea mejor que no gasten tanto dinero para armar plataformas políticas y difundirlas cuando estamos certeramente ahogados en la plataforma submarina de nuestros propios recursos. Tal vez sea mejor que ya no gasten en otra cosa que no sea en emprender para que el pueblo emprenda. O, al menos, para que sepa que puede hacerlo. Que esa capacidad solapada por las condiciones sociales, políticas y económicas, en verdad está adentro de cada uno y solo se precisa de una esperanza sin más esperas, para recuperar la dignidad, para sentirse útiles, para no sentirse violentados por un “sistema” en el que no existe ente superior a quien puede denunciarse el maltrato implícito (y explícito) que le propinan a diario. Que el presupuesto no sea un supuesto. Y que arbitren los indicados los medios para pasar la escoba (o el escobillón) sobre todas las pisadas ilegítimas. Y seguir el rastro. Y apresar al depredador. Para que de ahora en más –bien o mal pisados –por la propia elasticidad del error humano- los pasos sean huellas que se enclavan en la tierra. Que la modifican. Que la profundizan. Que nos hacen sentir parte de aquello de lo que queremos formar parte. No es que haya partidos; de alguna manera estamos nosotros partidos y sólo la unión hará la fuerza. Para que después de la tormenta, llegue al fin la calma
* Gisela Mancuso. Abogada, redactora, escritora, ganadora de numerosos concursos literarios. [email protected]. Autora del libro "Abrazo mariposa": http://ar.geocities.com/abrazomariposa/abrazomariposa.html Fundadora del grupo de escritura: "El nombre de las palabras" http://ar.geocities.com/abrazomariposa/elnombredelaspalabras.html