Dos reconocidos gestores y fanáticos de la serie, consideran que en su argumento hay buenas lecciones para los inversores, porque invertir en estos días no es muy distinto a intentar sobrevivir en una zona rural plagada tras la llegada de un apocalipsis zombie.
Con esta excusa, Jim O’Shaughnessy de O’Shaughnessy Asset Management, en Connecticut, y John Schwinghamer, de ScotiaMcLeod, en Montreal, nos dan sus cuatro advertencias.
1. No juegue con los zombies.
«Muchas empresas son cómo zombies que están atorados en el lodo, se están moviendo pero las luces realmente no están encendidas», indicó Schwinghamer, quien también es autor del libro Purple Chips. «Estas son empresas que siguen diluyendo ganancias, están orientadas a las ventas y no le hacen ningún favor a los inversionistas».
2. No espere que una idea mala se convierta en una buena.
Schwinghamer señaló a BlackBerry como un ejemplo estelar de una empresa que ha quemado a sus inversores. «BlackBerry es un gran candidato a zombie», dijo. Los días buenos de la empresa quedaron atrás, pero «de alguna manera (los inversores) piensan que esta compañía dará un giro. No va a suceder».
«Se le llama el efecto de disposición», indicó O’Shaughnessy, autor de What Works on Wall Street. «Los inversores venden a los ganadores demasiado rápido, y conservan a los perdedores por demasiado tiempo».
3. No confíe en los elocuentes.
«Muy a menudo tomamos decisiones de inversión con base a una presentación muy carismática», indicó O’Shaughnessy. Hay estrategias que prometen a corto plazo pero que fracasan a la larga, indicó. «En manos de un hombre carismático, puede manipularlas para sacar ventaja».
O’Shaughnessy es un fiel partidario de poner a prueba las teorías de inversión con datos históricos, y de tener y mantener un plan de inversión bien elaborado que evite tendencias y modas.
4. La suerte ayuda a veces, pero la inteligencia es más fiable.
Los inversores que se aferraron a la suerte han pagado el precio de su apuesta.
Al mismo tiempo, «es realmente difícil distinguir entre lo que fue suerte y lo que fue un resultado habilidoso», señaló O’Shaughnessy. Los inversores necesitan ser conscientes de sus procesos. Un proceso malo, dijo, puede llevar a un resultado bueno, y viceversa, pero más a menudo, un proceso malo llevará a un resultado malo, y un buen proceso a un buen resultado.
«Debes tener el valor de tus convicciones, y tus convicciones deben estar basadas en evidencia», concluyó O’Shaughnessy.
fuente: El Economista América