El emprendedor que rompe las cadenas…

Todos podemos emprender. No cualquiera emprende. No estoy loco ni incoherente. Todos nacemos con capacidades emprendedoras pero si no las desarrollamos se atrofian y anquilosan hasta convertirse en un cuerpo calloso.

Los músculos emprendedores terminan de congelarse cuando nos dejamos atrapar por la aparente seguridad de un salario y convirtiendo a la relación de dependencia en una fuente  de ingresos y  también de comodidad… hasta que empiezan a sentirse incómodos. Y entonces se largan a emprender.

¿Por qué y cuándo comienza este proceso? Cuando la persona empieza a sentir la necesidad de independencia, anhelar pasar más tiempo con sus afectos, cuando su empleo comienza a frustrarlo, etc. Todos motivos válidos pero que no incluyen un elemento esencial para emprender: la pasión.

Emprender sin pasión puede tener un final duro de sobrellevar para el emprendedor, porque en lugar de mejorar, su calidad de vida puede lesionarse. En un trabajo asalariado, la persona trabaja entre 7 y 9 horas diarias de lunes a viernes; el emprendedor trabaja “full life” (físicamente más de 10 horas por día incluso los fines de semana). El salario (alto, medio o bajo) brinda la seguridad de saber que se cuenta con un determinado dinero en los primeros días del mes, en cambio el emprendedor, difícilmente tenga certezas de cuando va a cobrar lo que tiene facturado. Hasta la salud física puede verse afectada.

¿Y qué tiene que ver la pasión con esto? Cuando lo que domina es la necesidad, uno se mete de lleno sin racionalizar y en lugar de un emprendimiento se tiene un autoempleo.  ¿En qué se diferencia uno del otro? El autoempleado repite lo mismo que hacía en su trabajo asalariado: ocupa su tiempo aplicando sus conocimientos técnicos. El emprendedor se concentra en la visión macro,  pone su foco en todas las áreas de la empresa y busca los colaboradores adecuados para crear el mejor team posible para lograr su objetivo. El autoempleado busca como cumplir sus obligaciones de corto plazo, el emprendedor piensa el negocio a largo plazo.

Por eso, si tu empleo te agotó, si querés ser el dueño de tu destino, no te largues a hacer lo mismo que venías haciendo. Para la pelota, tomate un tiempo, pensá, analizá, pero fundamentalmente, amá. Con pasión te irá bien (en el primer emprendimiento o en el último) pero sin pasión no hay triunfo emprendedor

Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.

Marcelo Berenstein
mberenstein@emprendedoresnews.com

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