Aunque no es ciencia ni es fácil, el proceso de emprender puede resumirse en tener una idea, buscar los recursos para hacerla realidad, implementarla, gestionarla y hacerla crecer. El emprendedor hace siempre lo que mejor considera para el logro de sus metas; entendiendo que cada etapa del proceso es un objetivo en sí mismo. Y cuando los logra no se sienta relajado a descansar, trago en mano, sino que busca como mejorar, multiplicar y avanzar. Con espíritu quieto nos conformaremos con un sueldito o sueldazo seguro pero con el espíritu inquieto, tendremos emprendimiento a la vista.
Se dice que en la vida hay tres clases de personas:
Las que hacen;
Las que miran a los que hacen;
Las que critican.
Emprender es estar en el primer grupo de personas. Siempre es mejor arriesgarse a caer porque podemos levantarnos e ir por más; equivocarse porque podemos aprender de la experiencia; intentarlo porque es señal de vida.
Desde el sillón y con el control remoto en la mano, todos somos mejores que Messi y Cristiano Ronaldo. No importa lo que digan los otros, buscá siempre hacer lo mejor. Como la familia del siguiente cuento:
“Había una vez un matrimonio con un hijo de doce años y un burro. Decidieron viajar, trabajar y conocer el mundo. Y, se fueron los tres con su burro.
Al pasar por el primer pueblo, la gente comentaba:
– ¡Mira ese chico mal educado! Él arriba del burro y los pobres padres, ya grandes, llevándolo de las riendas.
Entonces, la mujer le dijo a su esposo:
– No podemos permitir que la gente hable mal de nuestro hijo
El esposo lo bajó y se subió él.
Al llegar al segundo pueblo, la gente murmuraba:
– ¡Mira qué sinvergüenza ese tipo! Deja que la criatura y la pobre mujer tiren del burro, mientras él va muy cómodo encima
Entonces, tomaron la decisión de subirla a ella al burro mientras padre e hijo tiraban de las riendas.
Al pasar por el tercer pueblo, la gente comentaba:
– ¡Pobre hombre! ¡Después de trabajar todo el día, debe llevar a la mujer sobre el burro! Y pobre hijo ¿qué le espera con esa madre?
Se pusieron de acuerdo y decidieron subir al burro los tres para comenzar nuevamente su peregrinaje.
Al llegar al pueblo siguiente, escucharon que los pobladores decían:
– ¡Son unas bestias, más bestias que el burro que los lleva, van a partirle la columna!»
Por último, decidieron bajarse los tres y caminar junto al burro.
Pero al pasar por el pueblo siguiente no podían creer lo que las voces decían sonrientes:
– ¡Mirá a esos tres idiotas: caminan, cuando tienen un burro que podría llevarlos!
Conclusión: Mientras algunos estamos buscando hacer lo mejor que podemos, otros que solo miran creen poder hacerlo mejor.
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.
Marcelo Berenstein
mberenstein@emprendedoresnews.com