El Ring para las Guerras de Pulgaresya supuso toda una revelación; por fin esas escaramuzas clandestinas podían ser arbitradas de forma legal aunque las apuestas y la mafia siguieran imperturbables en una posición dominante.
Es ahora cuando entra en juego la Fuerza: con esta versión de la Guerra de Pulgares conseguimos no sólo los imprescindibles sables de luz sino también seis escenarios en los que batirnos en duelo.
Por supuesto, el uso de la Fuerza está contemplado en las reglas, si bien debe de ser administrado con la mano que pelea. Dado que esto requiere una concentración extrema, se supone que un contendiente que pueda manejar un sable con su pulgar mientras asfixia al enemigo con los cuatro dedos restantes y sin tocarlo no sólo tendrá muchas posibilidades de ganar el combate, sino que además alguien le erigirá un monumento en un descampado. Y malditas sean las palomas que se atrevan a profanarlo.
fuente: No Puedo creer