4. Motivación, motivación y más motivación
La diferencia que supone un gran entrenador es que además de ser un estratega y un técnico es también un motivador: Trabaja la mente y las emociones de sus jugadores y las enfoca. Logra sacarlas de aquellos estados negativos, pesimistas, agresivos o desconcentrados y los “mete en el partido” recordándoles qué es lo importante.
Vale recordar el empate en Barranquilla a la selección chilena luego de terminar el primer tiempo con tres goles en contra. Falcao comentaba que lo que hizo que el equipo creyera que era posible el empate no fue un regaño, no fue tratarlos mal, sino fue invitarlos a despedirse a lo grande de la sede local.
El gerente acostumbrado al garrote y a presuponer que los empleados son mediocres podría aprender el poder de la motivación, lo cual implica un esfuerzo del líder y adquirir la habilidad de persuadir y comunicar asertiva y eficazmente. Por eso es relevante recordar como James citaba al finalizar la participación colombiana que lo que había sucedido “ya lo habíamos visualizado”, es decir, para el jugador ya era natural pensar en grande.