A metros de Cabildo y Juramento, Fresco viene a traer directo de la huerta, frutas y verduras orgánicas recién cosechadas.
Coloridos manojos de zanahorias con abundantes hojas verdes, grandes pilas de manzanas y tomates en racimo exhibidos en prolijos canastos de mimbre. Carteles que informan sobre los beneficios de los productos orgánicos para nuestro cuerpo y el medioambiente, nos cuentan una historia de cómo un alimento fue creado y nos presentan con el agricultor detrás de la obra. La experiencia de consumirlos es moderna y eficaz.
«Argentina es uno de los mayores productores de orgánicos en el mundo pero es muy difícil conseguirlos. Nacimos en 2015 con el objetivo de acercar estos productos a la gente«, explica Paul Gauvry, su creador.
Es que Fresco resuelve la necesidad de comer bien, ofreciendo la mayor variedad de alimentos orgánicos y productos cuidadosamente seleccionados. Además de frutas y verduras, se consiguen lácteos, huevos y carne pastoril. Se elaboran platos pintorescos, listos para llevar o consumir en el local. Todo es fresco, preparado a diario en su propia cocina.
La vida orgánica, un movimiento mundial
La alimentación natural, a base de productos orgánicos, es parte de una tendencia en el mundo entero. Sólo en 2015 en Estados Unidos se vendieron USD 43.300 millones en productos orgánicos. Gran parte de este crecimiento se debe a la existencia de Whole Foods Market y Trader Joe’s, dos exitosas cadenas de supermercados orgánicos.
«En Argentina, la producción orgánica se está desarrollando sin interrupción desde hace más de 20 años, siendo hoy uno de los mayores productores en el mundo. Tenemos una certificación confiable, con reconocimiento mundial», explica Paul Gauvry. Prueba de esto es que sólo entre 2006 y 2013, las ferias orgánicas aumentaron un 800% y el consumo de productos orgánicos certificados ha aumentado en promedio 136% cada año desde 2006.
El movimiento es principalmente impulsado por el consumidor: existe un público calificado, cada vez más exigente, que conoce los perjuicios de las formas de producción convencionales, busca sabores auténticos, nutrición y calidad y se interesa por el impacto de lo que consume en el medio ambiente.