Una es abogada y la otra es fonoaudióloga pero ambas dejaron de ejercer. Un poco por intuición, otro tanto por visión y algo más de tradición fueron los motores que llevaron a las hermanas Sofía y Josefina Maxit a iniciar emprender Panzaverde.
Entre risas, chocolates y café, las hermanas se apasionan al hablar de su proyecto. Aman lo que hacen y al contar su historia se sorprenden al escuchar lo que han generado: recuperar una tradición textil centenaria, lograr que las abuelas recuperen la capacidad de generar ingresos trabajando como en su juventud y permitir que sus nietas continúen con su legado.
Como surge la idea de Panzaverde
Hace seis años que empezamos con esto. A Josefina se le ocurrió ver como podíamos trabajar con todas las artesanas que se dedicaban a la lana hilada y la los trabajos con los telares. Nosotras convivimos toda la vida con este trabajo tan artesanal, algo que está muy metido en la cultura de Colonia San José, donde nacimos, muy cerca de Colón (Entre Ríos). Y como todos los años en Colón se hace una fiesta de artesanías donde los tejedores tienen la oportunidad de mostrar sus trabajos, se nos ocurrió hacer algo con este tipo de trabajo. Vimos que no estaban bien valorados pero eran vistos como algo muy rústico, que se veía como algo aburrido y viejo.
¿Aggiornaron el trabajo de los artesanos?
La idea fue aggiornar un producto noble, bueno, con toda la buena calidad que tiene esta técnica tan antigua y adaptarla al mundo actual. Con un concepto más urbano, que la gente se la pueda poner, alivianar la tela, mejorar el hilado, mejorar el lavado, etc.
Lo que pasaba es que se había vuelto aburrido y la gente lo había detectado; el producto había dejado de ser tentador y marketinero; era tan bueno como ahora pero había perdido esa gracia que le impedía competir con productos actuales.
¿Como se relacionaron con los artesanos?
Les dijimos “sigan tejiendo y nosotras las ayudamos con el diseño”; y así comenzamos a trabajar con los artesanos de Colonia San José
Hablaban de conservar tradiciones, ¿cuáles?
Para empezar, un telar de 1857 traído por el general Urquiza. Nosotros trabajamos con telares antiguos en serio. Son telares grandes, de tendidos de dos metros, con cuatro cuadros. No es lo que uno se encuentra ahora, que son telares de mesa, más chicos. Es la verdadera textilería antigua, que permite una tensión distinta, un hilado distinto, con los que se logra productos diferentes que los que se consiguen con los telares más chicos
¿Esta técnica de dónde surge?
Nosotras somos descendientes de franco-suizos que se instalaron en la zona. Nuestros tatarabuelos y bisabuelos trajeron esta técnica cuando vinieron al país. Así como tejían allá tejieron acá. Los hombres trabajaban en el campo y la mujer se quedaba tejiendo en la casa. Ellas esquilaban las ovejas, hilaban la lana y después tejían.
Lo que hacemos nosotros es dividir las tareas, algunos lavan, otros hilan y el resto teje. La mayoría de la gente con la que trabajamos vive en la Colonia, en chacras chicas, que están bastante entre sí y entonces la gente, como antaño, sigue trabajando en su casa
Sáquenme de la ignorancia, ¿Panzaverde es por el mate?
Panzaverde siempre nos pareció un nombre divertido. Cuando decidimos ponerle este nombre tuvimos bastante oposición. Contestando tu pregunta: a los entrerrianos nos conocen como panzas verdes, erróneamente por creer que es por el mate. El origen tiene que ver con los soldados de Urquiza que usaban unas pecheras blancas y en las batallas, cuando se arrastraban quedaban manchados de verde por el pasto; de allí surgió el apodo.
El nombre es simpático ¿cómo pegó en la gente?
Es todo un tema. Siempre tenemos que explicar el porqué del nombre. En realidad, es un nombre muy usado en el mundo. En Centroamérica, más exactamente en Guatemala, era usado por los indígenas
¿Lo tienen registrado?
Sí
¿Qué tipo de prendas producen?
Un poco de todo. Trabajamos con lana de oveja hilada a mano, la mayoría en Entre Ríos y después fuimos incorporando otro tipo de hilados. Trabajamos únicamente con fibras naturales, todo tipo de lanas, algodón, seda natural, no trabajamos con acrílico. Aunque algunos productos nuestros parezcan accesorios en realidad son abrigos; todos nuestros productos abrigan.
Tenemos una línea de chalinas, capas cortas, capas largas, fajas, una línea de hogar
El sistema de producción lo tercerizan en los artesanos, ¿y los diseños?
Se los damos nosotras y también controlamos la calidad. Los artesanos aprendieron a valorar que la lana esté bien lavada, bien hilada. Se han vuelto más obsesivos con los detalles y además porque están muy contentos por hacer productos exclusivos
¿Lo comercializan en locales propios, franquicias, por terceros?
Todo por terceros. Negocios que vienen a comprarnos, vendemos en el aeropuerto de Ezeiza lo cual nos permitió que Panzaverde se conozca afuera
¿Exportan?
Este año exportamos formalmente por primera vez a Brasil. Anteriormente compraban nuestros productos en los negocios
¿Qué hacían antes de Panzaverde?
(Sofía) Yo soy licenciada en fonoaudiología
Josefina) Yo abogada. Como abogada hacía derecho bancario y me trabajaba muchas horas por día. Cuando nacieron mis hijos se me complicaron las cosas y empecé con esto, que además me divierte. Estoy encantada porque me fascina la parte de diseño.
Cuéntenos como les resultó la experiencia de emprender
Mucha adrenalina, definitivamente. Creemos que vale la pena. Nosotras nos dividimos las tareas, Josefina se ocupa del diseño, yo paso más tiempo en la Colonia y estoy más encima de los artesanos.
La parte más linda es cuando le pagamos a los artesanos, ahí sentimos que somos un equipo, que tenemos muy buena relación con la gente que trabaja con nosotros.
Hemos logrado que gente no sabía tejer, aprenda. O las abuelas enseñen a sus nietas. Que telares que estaban en desuso se pusieran de nuevo en funcionamiento
También fue duro al principio porque no teníamos mucho dinero. Tené en cuenta que nosotras retiramos los productos y los pagamos en el momento, mientras que cuando vendemos no siempre cobramos al instante. De a poco fuimos logrando la cadena y logramos imponernos. A veces flaqueamos con el tema de imponer la marca porque muchas veces te quieren comprar la producción y ponerle su propia etiqueta. Hemos logrado imponernos en forma bastante artesanal también porque no teníamos el dinero suficiente y el boca en boca a nosotros nos sirvió; nos ayudó a afianzarnos con el proceso lento. Nuestra primera producción fueron cinco mantas y ahora entregamos de a quinientas
¿Cuánto vendieron en el 2005?
65.000 pesos, pero en lo que va del 2006, superamos esa cifra
¿Se van a jugar a pegar el salto y tener un local propio?
No nos interesa. Nos hace bien trabajar como hasta ahora. Es difícil estar en un local solo con tejidos; esto nos permite estar en varios puntos de venta a la vez.
Panzaverde generó algo muy interesante que es la recuperación de tradiciones, incentivar la transmisión de un oficio, generar riqueza en una zona no urbana. ¿piensan replicar esta experiencia investigando en otras regiones?
Nosotras buscamos. Venimos de una zona en donde la gente tiene la cultura del trabajo. Las artesanas se levantan a las seis de la mañana, tejen hasta las doce, retoman a las tres de la tarde y siguen hasta las ocho de la noche. Hemos intentado con la gente del norte pero no tienen la misma cultura. Si nos dicen “Te entrego cien capas el viernes, son cien capas para el viernes”. A nosotras nos cuesta entender que cuando te dicen una semana y vas a retirar los productos, te digan “la otra semana” y así hasta que pasó un mes y medio. La gente con la que trabajamos es, en este sentido, impecable.
Supongo que el artesano que estaba “dormido”, al ver que sus vecinos comenzaron a percibir interesantes ingresos trabajando para ustedes se debe sentir sacudido, ¿no tienen una aluvión de artesanos queriendo entrar en el sistema Panzaverde?
Si, se ha producido, pero es un trabajo sacrificado
¿Y han generado criterios de selección?
En la medida que fuimos avanzando hemos ido seleccionando. Lo que no conseguimos fue incorporar muchos hombres, y es una pena porque el hombre que teje lo hace muy bien, tiene mucha fuerza, maneja en forma distinta el peine…
¿Y por que razón?
No lo sabemos, tal vez por que en nuestra zona está identificado con un trabajo femenino. Los productos que vienen del norte están hechos por hombres, pero en Entre Ríos nos cuesta.
Pero pasan cosas lindas, como el caso de una artesana maravillosa que murió hace tres años y se ocupó enseñar el oficio a otra gente. También es mucha le gente que aprendió con nosotros
¿Y nos les da ganas de abrir un Centro de formación Panzaverde?
En la práctica lo hacemos, pero no formalmente. Hemos sido perseverantes, constantes. A los artesanos les decíamos, volvemos a los quince días y volvimos; les decimos tal fecha te pago y ese día cobran. Ser prolijas y cumplidoras nos ayudó bastante.
Más de 50 mil emprendedores van a leer esta nota, ¿qué mensaje pueden darle?
Emprender vale la pena siempre. Si uno está convencido de lo que va a hacer, es constante y perseverante, vale la pena. Y hay que trabajar pero trabajar en serio.
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